Esquíroz, una década de trabajo con robots colaborativos
Hace ya 10 años que en Esquíroz comenzaron a experimentar con robots y fue en 2014 cuando introdujeron el primer robot colaborativo (cobot) para solucionar un problema de ergonomía.
Después, llegaron los robots industriales para el movimiento de piezas pesadas y difíciles de manipular como la carga y descarga automática de laterales, el corte por láser del troquelado, necesario en las cubas de los frigoríficos, o el premontaje de las puertas de cristal.
El uso de robots se ha ido extendiendo a otras tareas y se han implementado también procesos muy interesantes, innovadores y sostenibles. " Es el caso de la automatización de prensas de más de 20 años traídas de nuestra fábrica de Estella, re-utilizando robots “obsoletos” procedentes de Dillingen. O la reutilización de materia prima reciclada, desecho en la fabricación de la contrapuerta en frigoríficos para termoformar, en una vieja máquina amortizada, la bandeja necesaria para el embalaje “heavy duty” de nuestros lavavajillas compactos exportados a China, contribuyendo así a la economía circular", cuenta María José Oquiñena, head of manufacturing engineering en Esquíroz.
A lo largo de los años, la fábrica de Esquíroz ha ampliado el parque de robots, contando en la actualidad con más de 70 unidades entre cobots y robots industriales instalados en diversas aplicaciones para la fabricación de frigoríficos y lavavajillas compactos.
"Los robots se emplean tradicionalmente para realizar tareas repetitivas, de poco valor añadido, en entornos sucios, peligrosos o de difícil acceso. Pueden trabajar sin descanso, haciendo nuestros procesos más robustos y repetitivos", señala María José Oquiñena.
A la hora de realizar tareas más complejas y en condiciones variables, tenemos que hablar de robots inteligentes. "Es el caso de la detección de los defectos estéticos en nuestros lavavajillas compactos, un proyecto de colaboración con la Universidad Pública de Navarra y que ha sido merecedor del Cooling Production Award 2020 de BSH como mejor implementación i4.0 en fábrica", comenta María José Oquiñena.
El último proyecto y más innovador avance con robótica ha sido la introducción de machine learning, un proyecto de colaboración con la startup Kitchen. "Empleando el aprendizaje por imitación de los humanos para entrenar al robot, somos capaces de realizar el control de fugas de gas refrigerante en el circuito de frio en las pruebas funcionales finales de nuestros aparatos", explica.
En BSH, tanto en Esquíroz como en el resto de las fábricas, se utiliza la robótica avanzada para mejorar tanto la ergonomía de los puestos de trabajo, como la productividad de los procesos, asegurando la calidad de los productos y servicios, con el objetivo de aportar valor al consumidor, a la compañía y a los trabajadores y así ganar en competitividad.