El clúster de innovación corporativa especializado en materiales de BSH a nivel global se encuentra en Zaragoza y Andrés Escartín lidera uno de sus equipos. La tecnología láser es una de las especialidades del clúster y TresClean un ejemplo de las posibilidades que ofrece. Para ello, Escartín, líder de innovación y gestión de la tecnología en BSH España, nos cuenta más sobre este proyecto que arrancó en abril 2016 y dura tres años y medio.
Todo empieza en la naturaleza, ya que es la flor de loto la que inspira el origen de TresClean. El comportamiento de esta planta que repele los líquidos es lo que los investigadores tratan de replicar para dar con una superficie que no permita a la humedad y a las bacterias sobrevivir en ella. Gracias al láser, en la superficie metálica se realizan muescas diminutas apenas perceptibles, y las burbujas de aire que se forman entre ellas conseguirán que el agua no moje.
Su aplicación tendrá lugar en los lavavajillas, aunque lo más probable es que se traslade a otros electrodomésticos: “Lo que buscamos siempre es adquirir conocimiento y desarrollar soluciones para tratarlas de la forma más transversal posible. En este caso, el tema de los materiales es uno de los más transversales porque muchos de los que utilizamos en los electrodomésticos se comparten, así como los procesos de fabricación que conllevan. La higiene, desde luego, es un tema clave en cualquier electrodoméstico. La fácil limpieza en los aparatos de cocinado también es muy importante, y repeler el agua en zonas que necesitemos que estén secas hace que podamos hablar prácticamente de cualquier producto, porque al final la interacción del usuario va a ser mucho más gratificante”, explica Andrés.
Es precisamente la experiencia del usuario uno de los motores que motiva innovaciones de este tipo. Tal y como asegura Escartín, TresClean no responde a una necesidad nueva, sino que los consumidores demandan cada vez más cosas. La búsqueda de la eficiencia, de la comodidad de uso y de nuevas funcionalidades hace que la compañía tenga que ser más exigente que nunca con la calidad e higiene que caracteriza a los electrodomésticos de BSH. Además, estos avances tecnológicos se traducen en beneficios tangibles para el usuario, como la reducción del consumo energético y de agua gracias a que podemos almacenar parte del agua del ciclo de lavado más tiempo entre cada uso, o el disfrute de materiales más estéticos que consiguen cumplir los estándares de calidad gracias al carácter antibacteriano de la superficie.
Además del reto tecnológico, TresClean también supone un desafío para el trabajo en equipo. Por un lado, el proyecto está liderado por la Universidad de Parma y recibe el apoyo de gestión de Modus Research and Innovation. Por otro, la universidad de Stuttgart, la empresa Raylase y el centro tecnológico Alphanov desarrollan el láser y el proceso de estructuración de los materiales y, además, BSH y ECOR International aportan su experiencia industrial adaptando el proceso a sus líneas de fabricación.
Andrés tiene claro el éxito de esta compleja organización: “La manera de conseguir una colaboración en este entramado es motivar a los diferentes socios con un objetivo que sea claro y, sobre todo, común. Cuando se lanza el proyecto es importante que se identifiquen cuáles son los intereses comunes y que se defina muy bien qué se quiere conseguir. Esto hace que todo el mundo sea activo a la hora de proponer soluciones porque quieren llegar a ese punto y que, además, tengan esa voluntad firme de avanzar”.
Sin duda, la innovación abierta es una herramienta imprescindible para BSH hoy. Así lo resume Andrés Escartín: “Este sistema nos permite avanzar muy rápido en tecnologías que son complejas sin necesidad de hipotecar nuestro futuro. Buscando intereses comunes y expertos fuera de la compañía, podemos llegar al nivel de conocimiento necesario para integrar innovaciones en nuestros productos”.
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