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El Design Thinking es una metodología para resolver problemas un tanto particular. El objetivo final es entender y dar soluciones a las necesidades reales de los usuarios, pero, en muchas ocasiones, lo que se pone encima de la mesa son problemas con unas líneas no muy bien definidas. Es un gran foco generador de innovación que utiliza "la inteligencia colectiva" para hallar dichas soluciones.
En BSH, por ejemplo, aplicamos esta metodología para rediseñar una de las plantas del Centro de Tecnología de Inducción. ¿El objetivo? Obtener 30 puestos de trabajo en un espacio que hasta ese momento compartían 28 personas. Tras un intenso camino recorrido, ¡el objetivo se cumplió!
Pero ¿conocemos realmente todo el potencial del Design Thinking? Para resolver esta cuestión y poder entenderlo más a fondo, hemos hablado con nuestro compañero Jorge Mir, que está completando su formación como ‘Design Thinking Coach’. Estas son las 5 claves más importantes que hemos extraído:
1. Encuentras soluciones a problemas que incluso cuesta plantear.
Cuando se opta por utilizar el Design Thinking, muchas veces se terminan resolviendo problemas que ni estaban planteados. Es una ambiciosa metodología que se aprovecha del gran poder de la inteligencia colectiva para resolver ciertos tipo de problemas.
Aunque no lo parezca, utilizarlo para cosas “que no están muy bien definidas y en las que no hay preguntas claras” es realmente su gran potencial. La intención siempre pasa por conseguir que mucha gente piense “en cosas nuevas” focalizándose en el problema a lo largo de “una o dos semanas intensivas” que, a la larga, te pueden llegar a ahorrar meses de desarrollo.
2. Su aplicación es ilimitada
A muchos les cuesta creerlo, pero, tal y como nos explica Jorge,* la metodología del Design Thinking es perfectamente aplicable a cualquier sector*. No obstante, nuestro protagonista sí que hace una aclaración importante a este respecto: “Lo primero es valorar si merece la pena. Hacerlo para resolver algo que ya se sabe hacer con un método estándar es matar moscas a cañonazos”, nos cuenta.
Y nos pone un ejemplo perfecto: la fabricación de una lavadora ya está completamente definida, pero en cambio el desarrollo de sus prestaciones puede ser un campo perfecto con el que trabajar.
3. Sus fases no son rígidas y siempre se testea un producto
A la hora de reunir un grupo de trabajo para abordar un problema con el Design Thinking siempre se tienen en cuenta unas fases bastante definidas y bautizadas como como ‘Empatizar, definir, idear, prototipar y testear’, aunque, tal y como nos comenta Jorge, no siempre se tienen que aplicar en el mismo orden.
“Personalmente, la que más me gusta es la fase de empatizar porque al final lo que intentas hacer es entender al usuario. Si queremos estar centrados en él es fundamental saber lo que quieren”. Y es que profundizando en un problema “se descubren cosas en las que antes no te habías fijado”, explica.
La culminación del problema siempre llega “testeando algo y obteniendo feedback real e inmediato”, confirma nuestro compañero.
4. Querer aprender puede tener más valor que el propio conocimiento
Para abordar un problema concreto utilizando esta metodología, el primer paso que se debe consumar es la formación de un equipo. La búsqueda se centraría en unas 5-6 personas “de ámbitos muy diferentes y con una mentalidad abierta”. Son las personas conocidas como ‘Tipo T’ y generalmente comparten un rasgo un común: “en vez de que sepan mucho de algo” quieren aprender de los demás. “Más que ser unos expertos en la materia, tienen que ser personas dispuestas a colaborar”, recalca Jorge.
El siguiente punto importante sería dar a este equipo “un espacio sin distracciones donde poder centrarse y aislarse un poco del día a día”. Por último, también resulta imprescindible “buscar expertos para entender el problema y usuarios para testear el producto final”.
5. Design Thinking y el mundo de los electrodomésticos
Aunque, tal y como ya hemos explicado, en el mundo de la fabricación de electrodomésticos “todo está muy definido”, lo cierto es que existe mucho ámbito de mejora “en las aplicaciones y las prestaciones”. “Ahora que los electrodomésticos están conectados, el potencial que tienen con Home Connect se abre mucho a un campo de usabilidad infinito. Ahí sí que merece la pena profundizar. Es un campo brutal para aplicar el Design Thinking”, concluye Jorge.
El Grupo BSH, con una facturación mundial de unos 15.600 millones de euros y más de 62.000 empleados en 2022, es un líder mundial en la industria de los electrodomésticos. El portfolio de marcas de la compañía incluye once conocidas marcas de electrodomésticos como Bosch, Siemens, Gaggenau y Neff, así como la marca local Balay. BSH produce en 40 fábricas y está representada en unos 50 países. BSH es una empresa del Grupo Bosch.